Saturday, December 02, 2006

 

¿Es posible humanizar la globalización?

El fenómeno de la globalización afecta al trabajo y a las relaciones de las personas en todo el mundo, tiene defensores y detractatores. En este caso práctico se trata de ver si tiene cosas que son positivas o no.




Caso a estudiar

Desde hacía pocos años el ingeniero Andrés Iparraguirre había oído hablar con frecuencia sobre la globalización, pero pensaba que era algo muy lejano y que no afectaba a su vida. Siguió con interés las informaciones sobre las protestas de los movimientos antiglobalización, Seattle y principalmente los sucesos de Génova con ocasión de la reunión del G-7. Ahora, después del verano de 2001, no piensa así: la empresa en la que trabaja, Indelectronserv está en venta desde hace 7 meses. Su empresa pertenece a una multinacional llamada TS (Testetronic Systems), con base en Houston (Texas). Sus directivos quieren desprenderse de ella y de momento no ha aparecido ningún comprador. Aunque existen posibilidades de que algunos grupos locales la compren, persiste la incertidumbre sobre el futuro de la empresa.

Aunque era ingeniero de telecomunicaciones desde hace cinco años, Andrés trabajaba desde hacía dos en Indelectronserv, un centro de fabricación que TS tenía en un pueblo de las cercanías de Madrid. Fabricaban componentes electrónicos que se utilizaban en redes telefónicas y en diversas industrias de telecomunicaciones.

En 1997, TS España decidió construir un nuevo edificio para Indelectronserv en esa sede de Madrid, invirtiendo para ello 4.500 millones de pesetas. Habían apostado por ese centro porque tenía buenas perspectivas de negocio. Trabajaban allí 475 personas. Sin embargo, no estaba todavía totalmente terminado el edificio, cuando el cambio en la situación mundial lo echó todo a rodar.

En febrero de 2001 ante la crisis del sector de las telecomunicaciones, TS anunció que se iba a desprender de la mayoría de sus centros de producción en el mundo (28), manteniendo en ellos una pequeña participación. Esta medida afectaba a 91.000 trabajadores, la mayoría altamente cualificados. Las pérdidas acumuladas hasta el momento por TS eran de 980 millones de dólares. Se iba a dedicar al núcleo del negocio, sólo a lo que producía grandes beneficios. En concreto, las centrales telefónicas e infraestructuras.




Se pregunta:




Comentario:

1. ¿qué es la globalización?

Es un fenómeno complejo en el que habría que distinguir al menos tres dimensiones: técnico-económica, sociopolítica y cultural. Con muchas consecuencias financieras, de gran movilidad de las personas, de colonización cultural, mezcla de civilizaciones. La globalización es desde hace unos años un fenómeno imparable, aparentemente irresistible e irreversible y que va a adquirir cada vez mayor relieve.

No es un hecho fatal porque es fruto de opciones libres: como todas las cosas humanas está cargada de promesas y oportunidades, pero también de serios peligros.

2. Sus ventajas y peligros.

La globalización no es intrínsecamente mala. No es justo achacarle la responsabilidad de todos los males presentes. Los males ya existían: quizá ahora se toma una conciencia global de ellos. Tampoco es un proceso fatal. Los procesos históricos y culturales dependen, en gran medida, de la libertad de los hombres. Y está también la providencia de Dios. Evidentemente existen grupos económicos y países que influyen muy poderosamente. Pero la globalización no parece un proceso que alguien sea capaz de controlar totalmente.

Aspectos positivos pueden ser: el incremento de la eficiencia y de la producción (el mercado se ha convertido en mundial), las intensas relaciones entre los países y las culturas, el fortalecimiento del proceso de unidad de los pueblos, las nuevas posibilidades para desplegar la solidaridad con los miembros menos favorecidos de la familia humana, los comienzos de una verdadera justicia internacional ante la que tengan que responder los propios jefes de estado, etc...

Aspectos negativos o peligros: la prepotencia de la economía sobre cualquier otro valor humano y que deja a las culturas sin alma; la lógica mercantilista que con su injusta competencia y su posición preponderante agranda el abismo entre ricos y pobres; los grandes poderes que tienden a configurar monopolios, anulan las soberanías nacionales, uniforman los modelos culturales. Juan Pablo II que es uno de los personajes que más ha hablado sobre la globalización, ha advertido del peligro de la uniformización de las culturas, la pérdida de diversidad cultural. Un imperialismo cultural que a menudo quiere imponer unos valores arbitrarios y materialistas, a favor de una mal entendida homogeneización y presentándolo como algo irreversible, como el fruto del progreso. “La humanidad no puede embarcarse en el proceso de la globalización sin un código ético común”. Debe discurrir dentro de unos criterios y debe estar fundado en la "lógica del espíritu" (eso es la moral), la ley moral universal inscrita en el corazón humano.

Otro de los grandes peligros y un grave efecto negativo que está produciendo la globalización es el desequilibrio económico entre países (que ya existía pero que lo agrava aún más) y el desequilibrio económico interno dentro de los países incluso desarrollados.

Zamagni lo ha expresado bien: “el juego de la globalización es un juego de suma positiva, o sea, un juego que aumenta la riqueza y la renta total, pero que al mismo tiempo tiende a aumentar las distancias sociales entre países e incluso en el interior de los países ricos. Dicho de otro modo, la globalización reduce las pobrezas absolutas, aunque aumenta las pobrezas relativas”. Según este autor la globalización ha hecho disminuir el número de pobres en sentido absoluto: habríamos pasado de 2.000 millones de pobres de hace 25 años a unos 1.200. Se trata evidentemente de una cifra trágica, que no obstante, es inferior a la que habríamos tenido sin la globalización. En cambio es cierto que la globalización aumenta las distancias y que es un problema inquietante (coloquio IESE 2001).

Juan Pablo II, denunciando la pobreza y la desigualdad económica entre países, pidiendo la abolición de la deuda externa de los países, como lo ha hecho especialmente el año 2000, denuncia este segundo desequilibrio que es más importante y que supone una colonización tecnológica y en definitiva cultural de unos países a otros y dentro de esos mismos países de una persona sobre otras.

Hace ya diez años, en la Centesimus annus, n. 32 u 33, escribía como en nuestro tiempo tiene una gran importancia otra forma de propiedad que es la propiedad del conocimiento, de la técnica y del saber. En este tipo de propiedad, mucho más que en los recursos naturales, se funda la riqueza de las Naciones industrializadas. Por eso, en unas sociedades en que la gran mayoría de los hombres “no tienen posibilidad de adquirir los conocimientos básicos, que les ayuden a expresar su creatividad y desarrollar sus capacidades. No consiguen entrar en la red de conocimientos y de intercomunicaciones que les permitiría ver apreciadas y utilizadas sus cualidades. Ellos, aunque no explotados propiamente, son marginados ampliamente y el desarrollo económico se realiza, por así decirlo, por encima de su alcance, limitando incluso los espacios ya reducidos de sus antiguas economías de subsistencia”. (...) “es más, para los pobres, a la falta de bienes materiales se ha añadido la de saber y de conocimientos, que les impide salir del estado de humillante dependencia”.

Esta situación se da también en los países desarrollados: “Con todo, aspectos típicos del Tercer Mundo se dan también en los países desarrollados, donde la transformación incesante de los modos de producción y de consumo devalúa ciertos conocimientos ya adquiridos y profesionalidades consolidadas, exigiendo un esfuerzo continuo de recalificación y de puesta al día. Los que no logran ir al compás de los tiempos pueden quedar fácilmente marginados, y junto con ellos, lo son también los ancianos, los jóvenes incapaces de inserirse en la vida social y, en general, las personas más débiles y el llamado Cuarto Mundo. La propia situación de la mujer en estas condiciones no es nada fácil”. Otro de los grandes peligros de la globalización económica es que el único criterio de funcionamiento es el criterio de competencia, el hombre considerado solamente como homo oeconomicus. Alguien a batir, un enemigo. La consideración de todo lo que es el hombre por solo lo que hace, su capacidad productiva, etc..

La ciencia de la economía no puede permanecer con las limitaciones que le impone su consideración como una ciencia técnica: una técnica que no tiene en cuenta a las personas. El hombre es un ser libre y social. Es por tanto incorrecto analizar uno de los aspectos de la vida humana, el económico, desde el punto de vista de una visión mecanicista del hombre. Para un punto de vista así la sociedad es un conjunto meramente accidental de individuos, no un conjunto de personas que comparten fines en común (Marcelo Paladino citando a Ricardo Crespo en coloquio IESE 2001).

(Juan Pablo II) “La economía no puede dictar los modelos y los ritmos del desarrollo y, si bien es un deber proveer a las necesidades materiales, nunca tienen que ser sofocados los valores del espíritu -añadió-. Lo verdadero debe prevalecer sobre lo útil, el bien sobre el bienestar, la libertad sobre las modas, la persona sobre la estructura”. (9 de abril 2001 ZENIT.org)


3. Humanizar la globalización.

A nivel ético el gran tema es HUMANIZAR LA GLOBALIZACIÓN, hacerla a la medida del hombre. “La globalización no es “a priori ni buena ni mala. Será lo que los hombres hagan con ella” (Juan Pablo II). Hay que colaborar en la orientación de la historia hacia un fin digno del hombre.

Manfred Spieker (coloquio IESE 2001) propone tres puntos a cuidar para hacer más humano este proceso de globalización en que nos encontramos.

El aseguramiento de la dignidad humana (respeto de los derechos humanos, tanto en el desarrollo económico y social como en los avances de la biomedicina, donde pueden estar los grandes abusos contra la dignidad humana)

El destino universal de los bienes. Lo que es válido en la economía nacional, tiene que ser válido en las relaciones entre países ricos y pobres. (Programas de desarrollo de zonas más retrasadas, erradicar el hambre y el analfabetismo mundial, etc ...).

La unidad de la humanidad. Ayudar mediante la solidariedad al desarrollo. Campañas muy interesantes que se pueden hacer, porque en el proceso de globalización la opinión pública va a ser cada vez más fuerte, va a obligar a los Estados en muchos momentos a cambiar sus políticas. Campañas como abolir la deuda de los países pobres, favorecer sus exportaciones, favorecer el libre movimiento de las personas, una tasa de solidariedad mundial en temas como la educación, obligar a las multinacionales de los países a cambiar su política en países pobres (es interesante la campaña contra esa marca deportiva que fabricaba sus productos con mano de obra compuesta por menores), aceptación o rechazo de las empresas o multinacionales por la proyección social que tienen en donde trabajan (no sólo en las repercusiones en la conservación de la naturaleza, sino en el desarrollo social y educativo del área donde se ubican), etc ...


4. ¿que se puede decir del caso?

Andrés es un hombre que probablemente no tendrá problemas para mantener su trabajo, o lo encontrará en otro sitio. Con esta crisis de su empresa se ha dado cuenta de que habita un mundo en que todo está interrelacionado, muy competitivo, en el que debe aprender siempre más si no quiere quedarse desfasado.

José Ramón Alzagaerandio




Nota aclaratoria:

Ninguno de los nombres de empresas, de personas o cualquier otro nombre que se mencionan en el estudio de este caso es real, al igual que las situaciones que se describen.



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